Por un 2019 de autocuidado feminista

Por un 2019 de autocuidado feminista

"No puedo más", "Estoy agotada", "Me falta día", "Siento que cargo con todas las responsabilidades", "No puedo parar", "Si no lo hago no lo hace nadie" ¿Te suena?
Esa y otras muchas muy parecidas son respuestas que a lo largo de 2018 varios cientos de mujeres nos han dejado en el cuestionario ¿Y a ti qué te desempodera? 
El autodescuido es el mandato patriarcal por excelencia. El "ser" para el mundo soporte, apoyo, ánimo, fuerza y perdernos para nosotras mismas es, hoy, casi un mal endémico para las mujeres. 
¿Es inevitable? No. Es impostergable.
Cuando tenga menos trabajo, cuando esté más tranquila, cuando mis niñxs estén más mayores, cuando me jubile, cuando tenga trabajo, cuando tenga vacaciones, cuando tenga más dinero, cuando no tenga tantos gastos, cuando, cuando, cuando.
Y ¿cuándo llega cuando? Nunca.  Y la frustración va creciendo como una semilla bien abonada. 
La buena noticia es que ponerse en marcha es un hábito y, como todos, se aprende. Comer y rascar todo es empezar. Pues sentirse poderosa, segura y fuerte, también. No se llega de pronto, se consigue pasito a pasito. 
Por eso, durante mucho tiempo, me he empeñado en ir recogiendo estrategias, mías y de otras mujeres que nos ayuden a ponernos en movimiento. A buscar lucecitas que alumbren el camino y herramientas que nos acompañen y nos sirvan para eso que dicen que nunca pasa: “escarmentar en cabeza ajena”. 
Porque, no sé a vosotras, pero a mí la práctica del feminismo de puertas para afuera me puede resultar agotadora a veces, pero paras. Unas veces más, otras menos, pero acaba la mani, acaban los cursos, acaban las jornadas y descansas. Se va el troll de tu blog y descansas. 
Sin embargo, aplicarlo en mi vida cotidiana, con mis compañer@s de trabajo, con mis amistades, con mi familia, con mi pareja, conmigo misma me resultó en algunos momentos de la vida un trabajo superior al que mis fuerzas me permitían. Y detectaba a mi patriarca interior y a me sentía culpable por, a veces, ceder a él. Malo lo miraras por donde lo miraras.

Y mi autoestima fluctuando como el Dow Jones ese.
A fuerza de subir y bajar aprendía a evitar los mareos. Y después a no marearme. Y en ello estoy. Reduciendo el poder de mi patriarca interior a parcelas cada vez más pequeñas. Y sintiéndome cada ve mejor conmigo misma. Más segura, más decidida, más libre y más serena. Al fin, a veces, incluso en paz conmigo misma y con quien soy.
Desde hace dos años, en la EVEFem trabajamos 12 áreas personales para que el día a día no acabe contigo, para que el activismo feminista, que nos genera contradicciones, nos desgasta emocionalmente o, simplemente, nos deja sin fuerzas sea una herramienta no solo de acción, o de rabia, sino de sanación personal y emocional. Un generador de energía y no un chorro abierto que da y no recibe. 
El activismo feminista llevado al extremo del autodescuido emocional. Sacrificio y abnegación al marido y la familia, sustituidos por sacrificio y abnegación por la causa, con idénticos resultados: vivir para otrxs. ¿Siempre habrá un bien mayor más importante que nosotras mismas?
Ahí está el quid: conseguir que el ser conscientes no se convierta en una carga. Porque esa rabia es nuestro patriarca interior diciendo: ¿Puedes? ¡hazlo ya o no eres perfecta! Así que pasito a pasito, hay que quitarle poder. Ese es el trabajo que hacemos en "Tu propia fórmula".
Como soy perfectamente consciente de que todo el mundo no puede permitirse el precio que suponen los cursos intensivos o completos, "Autocuidado: cómo entender y prevenir esas cosas normales que nos hacen polvo", es mi regalo de Reina Maga.. 

Autocuidado, empoderamiento y autoestima


Si mi regalo te sabe a poco,puedes regalarte o pedir que te regalen La Fórmula.
Sea cuál sea el método elegido, mío, tuyo, compartido o privado, que el 2019 sea el año en que tú seas tu prioridad.
¡Feliz 2019! 

María S. Martín Barranco
@generoenaccion

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