Activismo feminista y ciberfeminismo



Ya no entiendo la vida sin activismo feminista. El feminismo me protege contra la violencia y los abusos, y me ayuda a entender situaciones diarias de discriminación basadas en prejuicios y estereotipos, ¿cómo agradecer a las feministas todo lo que históricamente han hecho por nosotras y siguen haciendo si no es difundiendo, militando y contribuyendo?
He encontrado en el feminismo la explicación a tantos desplantes e injusticias a las mujeres, a la zancadilla constante en el mundo laboral, a la competitividad y rivalidad entre las mujeres con las que comparto vida, trabajo y aficiones. Cada gesto cotidiano que realizamos está presidido por el machismo: desde la crema que nos aplicamos por las mañanas para las imperfecciones, la ropa que elegimos en la que ha de primar la feminidad sobre la comodidad, la actitud en nuestro lugar de trabajo cediendo el lugar a los hombres, nuestra culpabilidad por tomar la iniciativa, por hablar en público o por reírte a carcajadas. Reconocer estas injusticias cotidianas como imposiciones del sistema patriarcal nos libera de tener que cumplirlas, nos ahorra dinero y, sobre todo, tiempo para poder dedicarnos a aprender, producir y tomar ese papel activo que el patriarcado nos quiere quitar.
Desde ese momento en que te pones las gafas violetas, esto es, adoptas una perspectiva de género, todo lo que te ocurre cobra sentido. Es más, cuando abres tu perspectiva gracias al conocimiento que te dan las feministas y sus redes de información y divulgación, te haces consciente de los millones de mujeres en todo el mundo que son vendidas, explotadas y usadas como moneda de cambio en las guerras o todo tipo de conflictos, aprendes que la violencia de género o terrorismo machista es la primera causa de muerte de mujeres en el mundo, que hay doscientas niñas nigerianas que llevan casi un año secuestradas por Boko Haram, pero muere un solo abogado violentamente y no hay medios suficientes para averiguar si fue suicidio o asesinato.


 El activismo feminista es una forma de empoderarte en tu día a día para sobrevellar y entender lo que pasa a tu alrededor como un reflejo del patriarcado que lleva años ejerciendo su poder y quiere seguir ostentándolo. Por otra parte, significa abrir tu mente hacia nuevas vías de conocimiento, lo que se traduce en nuevas posibilidades de desarrollo personal y profesional y, de nuevo, más empoderamiento. Pero la parte más importante del activismo es concienciar a las mujeres de este necesario pacto de mujeres del que habla María Martín Barranco, en “Caperucitas unidas contra el patriarcado feroz”.
A partir de finales del siglo XX y sobre todo en el XXI, el activismo feminista cuenta con grandes aliados en Internet y en las nuevas tecnologías. Es lo que se ha dado en llamar ciberfeminismo:
A principios de los noventa surgió en Adelaide (Australia) un grupo de artistas y activistas que se dieron en llamar VNS Matrix y escribieron el primer Manifiesto Ciberfeminista.
Angustias Bertomeu. E-Mujeres.net
<http://e-mujeres.net/content/vns-matrix
Se ha abierto un nuevo universo de posibilidades en el que las mujeres podemos tomar el poder, crear contenidos, compartirlos y que nuestra presencia en las redes llegue a poder equipararse con la de los hombres y hasta superarla. Ya no se trata de que sigamos siendo consumidoras y espectadoras de lo que nos ofrece la tecnología, sino de que nos empoderemos para crear contenidos que favorezcan nuestra posición, los compartamos y creemos una presencia femenina a la par que masculina: “Permanecer al margen, o estar tan sólo como usuarias y receptoras, nos vuelve a colocar en el lugar no deseado: en el límite de los márgenes del mundo” (Mª Angustias Bertomeu Martínez, Coordinadora de e-mujeres.net).
Tradicionalmente se ha difundido en las mujeres la idea de su falta de capacidades para relacionarse con la tecnología, lo que no es más que otra estrategia para que sigamos cediéndole espacio al patriarcado: “La tecnofobia en las mujeres […] es un paradigma falso, que se basa en el desconocimiento, o ausencia intencionada de la presencia de las mujeres y sus obras en los ámbitos científicos y tecnológicos, no estamos dentro de la historia científica oficial” (Mª Angustias Bertomeu Martínez).
Las mujeres tenemos que construir en el ciber un lugar de autoridad, de libertad femenina, donde vivir con otra mirada sobre el poder y las relaciones, con otra medida para interpretar la realidad y hacer del mundo nuestro territorio, donde construir proyectos compartidos para bajarlos a tierra y mejorar la vida.
La velocidad con la que se pueden difundir ideas, fotografías, frases, contenidos, reflexiones o críticas es proporcional a su capacidad de difusión. Las mujeres estamos tejiendo redes virtuales que se convierten en reales y se transplantan a nuestra vida cotidiana y ahí está el verdadero poder del feminismo, en colonizar el mundo digital y conquistar espacios que están vetados a las mujeres. Como ya sabemos, la pobreza es mayoritariamente femenina, y esto afecta al acceso a las nuevas tecnologías. Hay menos mujeres que hombres con acceso a Internet y esto hace que este terreno también esté masculinizado y sea propiedad, como todo en este mundo, de los hombres.
Las acciones ciberfeministas se componen de instalaciones artísticas o videos en los que se denuncian situaciones de abuso u opresión machista, no obstante, con el auge de las redes sociales utilizadas como medio de difusión de la información creo que el ciberfeminismo cobra un nuevo significado con posibilidad de compartir masivamente y establecer redes de cooperación y ayuda mutua, “instrumento de movilización social y viral”, como dice Sonia Reverter Bañón.
Pero no solo originar contenidos sino que, desde las teóricas del ciberfeminismo se pide un compromiso político que trate de cuestionar las posturas patriarcales desde las que se hace la tecnología ya que “la tecnología hace el género”.

Internet es un reflejo de la sociedad y, por tanto, es fundamentalmente machista. El supuesto avance tecnológico se ha convertido en una ramificación más del patriarcado y en una herramienta muy útil para difundir sexismo, donde machistas y violentos de toda índole campan a sus anchas. No vamos a cederles este espacio de la modernidad y el desarrollo, por ello, es el momento de reapropiarnos y reconducir el uso de las nuevas tecnologías y hacer un uso responsable, feminista y comprometido.

Pilar Jódar Peinado
Profesora de Educación Secundaria.
Filóloga, investigadora en teatro español, Licenciada en Filología Hispánica y DEA, por la Universidad de Salamanca.
Interesada por las situaciones de desigualdad que viven las mujeres de mi país, encontré en el Proyecto Desgenerad@s la formación y recursos necesarios para encauzar mis preocupaciones
@mariadelpilarjp


Comentarios

  1. Muy buen artículo sobre empoderamiento femenino en la red.

    Aunque sea un tema tangencial me gustaría hacer una puntualización que ya se ha comentado aquí con anterioridad.

    Boko Haram lleva bastantes años cometiendo fechorías. La cuestión es que antes sólo atacaba a niños varones. En febrero de 2013 atacaron una escuela en Damaturu y asesinaron a decenas de niños varones, dejando con vida a las niñas.

    En otro ataque de septiembre del mismo año asesinaron a 50 estudiantes varones, algunos de ellos quemados vivos. También en esa ocasión dejaron con vida a las niñas.

    Estos asesinatos van dirigidos a los varones sólo por el hecho de ser hombres, pero a nadie de la comunidad internacional pareció importarle. No hubo memes ni hashtags, ni Michelle Obama encabezó ninguna protesta en contra. Parece que cuando no hay mujeres afectadas ninguna autoridad patriarcal se preocupa.

    De hecho, cuando la BBC cubrió un ataque de Boko Haram en el que habían sido asesinados 105 varones y una mujer, sólo creyó necesario hacer referencia a la historia personal de la mujer.

    http://www.bbc.com/news/world-africa-26220300

    Espero que las gafas violeta no nos cieguen ante el sufrimiento de los varones.

    Un saludo

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